Si algo nos enseñó el bueno de Louis Armstrong a lo largo de su vida, es que el mundo puede ser maravilloso. Y es que la canción que se muestra en el vídeo al principio del artículo es todo un himno para mí, sobre todo cuando te paras a conocer su letra y el origen. Es por ello que, viviendo en Queens (Jackson Heights), a escasas 30 calles de donde él pasó los mejores años de su vida hasta su muerte, no podía dejar pasar la oportunidad de visitar Corona y por supuesto la Casa de Louis Armstrong, que hoy sirve de museo en Nueva York.
El barrio de Corona en Queens, el que sigue al nuestro, es hoy predominantemente latino (como casi toda la zona). Pero esto no ha sido así siempre: durante los años 40 a 60 tuvo una importante población afroamericana, con músicos, artistas y deportistas. Entre todos ellos destacó Louis Armstrong, que desde el año 1943 se instaló con su esposa Lucille aquí, entregando todo su amor al barrio hasta el punto de ser tratado como uno más y ayudar de todas las formas posibles a la comunidad. Vio crecer a los niños del barrio a los que enseñaba a tocar la trompeta, su mujer visitaba la iglesia del barrio y cualquiera de sus amigos podía subir a tocar el piano en casa.
Visitar su casa ha sido una magnífica experiencia, tanto desde el punto de vista histórico y artístico como para conocer la parte más personal de Armstrong. Es la mejor forma de trasladarte a otra época y sentirte como si visitaras al mismo Louis, que parece allí sentado aún. La visita comienza con un vídeo de uno de sus conciertos y de su vida desde pequeño, donde se explica la pobreza y marginalidad racial que sufrió de niño y cómo a corta edad ya estaba triunfando gracias a su talento. En la misma sala del vídeo se puede ver una de sus trompetas originales.
La casa se visita con un guía en todo momento, ya que está tal cual a como era cuando vivía la pareja y todo lo que se ve es original (de valor incalculable). La casa en sí misma es una auténtica joya en cuanto a decoración, a pesar de la modestia de la misma, más aún pensando que con su fortuna podría haber vivido donde quisiera. A mí me recordó a estar visitando la casa de mis abuelos, y es que, como os decía, parece como si estuviera habitada y en cualquier momento fuera a salir su mujer o él del cuarto (por lo realista, no porque parezca encantada jeje).
Foto (by-nc-nd) de Auténtico Nueva York
Parece ser que no había mayor fan de Louis Armstrong que él mismo, así que se pueden encontrar altavoces por toda la casa y se grababa en cualquier momento para tenerlo documentado. Durante la visita se pueden escuchar conversaciones reales sobre momentos cotidianos como una cena o una charla con un amigo. Está muy bien ir con un guía, ya que es más fácil adentrarse en la historia asociando lo que ves con historias reales. En su estudio de grabación hay documentos originales de algunas de sus letras: ¡era como estar con él repasando sus canciones!
Foto (by-nc-nd) de Auténtico Nueva York
La visita dura unos 40 minutos, incluyendo el vídeo, y luego se pueden ver los jardines que hay detrás de la casa y el porche. Durante el verano también hay conciertos, recordando las fiestas que el mismo Louis hacía en su casa. Como al principio él creía que había nacido el 4 de julio, y no el 4 de agosto como finalmente se probó, decidió celebrar las dos fechas. ¡Un tipo listo! Recomendamos una visita a la Casa Museo de Louis Armstrong con 4 boquerones; 5 si, como yo, eres fan de uno de los mejores músicos de la historia.
Foto (by-nc-nd) de Auténtico Nueva York
Foto (by-nc-nd) de Auténtico Nueva York
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