Nos encantó comer en este restaurante situado en el centro de Brooklyn donde descubrimos comida americana bien hecha, platos abundantes y una tarta de queso difícil de superar.
Después de la pizza y los bagels, una de las comidas más típicas de Nueva York es la tarta de queso. Muchos dicen que el mejor sitio para probarla es Junior’s Brooklyn. Antes de comenzar os tengo que confesar que soy una estadounidense “rara”, porque no es mi postre preferido, pero en Junior’s me encanta. Tienen muchos sabores de tarta de queso, pero, ¿cómo llegó a ser tan famoso este restaurante de Brooklyn?
Junior’s fue fundado por una familia judía en 1950 y nada más abrir sus puertas, el dueño decidió contratar a un pastelero danés para la parte de dulces y pastelería. La familia ha vivido muchos cambios en el centro de Brooklyn durante las décadas de los años 60 y 70, pero el restaurante siempre ha sido un sitio para comer bien sin importar el color de la piel. La meta del fundador, Harry Rosen, era conseguir el título de “la mejor tarta de queso de Brooklyn.” De hecho, hicieron muchas pruebas antes de dar con la receta perfecta, pero ahora casi todos te dirían que Junior’s es el sitio ideal para probar la tarta de queso neoyorquina (y la comida salada también merece la pena).
Aunque ahora hay locales también en Manhattan (e incluso uno en Boca Raton, Florida), yo prefiero ir a comer al restaurante original en la esquina de Dekalb Avenue y Flatbush Avenue. La decoración es de un diner clásico, con su color corporativo naranja por todas partes. Está cerca de la zona comercial del centro de Brooklyn, y también del estadio de los Brooklyn Nets, así que es una parada perfecta si estás visitando la zona.
La última vez que fuimos a Junior’s fue con mis padres ya que a mi padre le encantan los diners, y además porque tienen un poco de todo en su carta. Recomiendo ir para comer ya que las porciones son muy grandes. En la comida tienen una oferta que combina sopa con una ensalada o un sándwich. Yo pedí la sopa matzoh ball. Es una sopa tradicional judía con caldo de pollo, pero en vez de fideos usan una bola de pasta semejante al cuscús si se queda pegajoso. Dicen que es la penicilina judía (o sea, que lo cura todo). También pedí medio sándwich de pavo. Pedro pidió la sopa french onion (de cebolla cubierto con una capa de queso) y medio sándwich de pastrami.
Antes de traer la comida nos dejaron las bebidas y un plato con panes diferentes y pepinillos caseros. Es un detalle especial que hacen para cada mesa y si te gustan los encurtidos, los pepinillos estaban muy ricos. Luego vinieron los platos y la verdad es que no hemos podido acabar con todo, aunque estaba buenísimo. De hecho, la mujer en la mesa de al lado pidió al camarero que le trajera una caja para su ensalada porque sabía que no iba a poder comérselo toda. Me ha parecido una idea estupenda ya que podría ser una forma de ahorrar para la cena, sobre todo si tu hotel está cerca como el EVEN Brooklyn. También tienen opciones de comidas tradicionales como pollo frito, hamburguesas o platos combinados. La idea es comida casera americana bien hecha.
A pesar de que todos estábamos llenos no pudimos resistir compartir un trozo de la tarta de queso. Además de la versión original, aunque también tienen muchos de otros sabores clásicos como chocolate o fresa. Cada temporada hacen algo diferente y como nosotros estuvimos en otoño, había una tarta de queso y calabaza (suena raro, pero ¡estaba riquísima!)
Si hay que poner una pega a Junior’s, sería que tuvimos que esperar bastante para la comida. Eso sí, comimos muy bien y la experiencia en el local original es una parte de la historia de Brooklyn. Recomendamos pasar la mañana en Brooklyn visitando el Museo de Tránsito, paseando por Boerum Hill o de compras en los outlets de Fulton Street. Luego puedes comer y recargar las pilas en Junior’s antes de volver a Manhattan. Por cierto, si quieres pasar de la comida y pedir la tarta de queso directamente no pasa nada, te entendemos perfectamente.
Vas a saber lo que es saborear Brooklyn.
