Madison Square Garden: un tour a un lugar mítico e imperdible de Nueva York

El tour que hicimos nos permitió visitar este soñado estadio situado en Manhattan; escenario de momentos icónicos de la música o el deporte que han hecho historia.

El Madison Square Garden es uno de los estadios más conocidos en Nueva York por sus conciertos y por sus eventos deportivos como los partidos de baloncesto de los New York Knicks o los de hockey de los Rangers. Sois muchos los que nos habéis pedido entradas para los partidos de la NBA o la NHL y nos habéis preguntado cómo visitarlo por dentro. El tema de las entradas es fácil de resolver porque podéis conseguirlas con nosotros, pero si no juegan los Knicks o los Rangers durante vuestro viaje, ¿qué podéis hacer? ¡Un tour guiado del estadio! Pedro y yo lo vivimos como parte de las visitas y actividades turísticas incluidas en la tarjeta New York Pass y hemos querido compartir nuestra experiencia.

Si tienes la New York Pass (o si quieres comprar entradas sueltas) hay que acceder al Madison Square Garden y dirigirse a la tienda de recuerdos. Allí es donde o bien canjean el bono de la Pass, o te venden directamente las entradas. Eso sí, puede que te digan que no hay tours debido a la celebración de algún partido. La primera vez que intentamos conseguir las entradas había un partido de los Knicks esa tarde y tenían el estadio cerrado para prepararlo todo. Una vez que tengas las entradas, te dan una hora de margen para empezar el tour y te informan sobre el punto de encuentro. Ahora es un buen momento para recordarte que el tour es en inglés.

Comenzamos con una foto de “recuerdo” que luego puedes comprar si te gusta mucho. Nos dieron guantes de boxeo, pelotas de baloncesto y palos de hockey para imitar las poses de los deportistas profesionales. Es muy gracioso y casi queríamos comprar nuestra foto al final del tour, pero un paquete de fotos costaba 30 dólares y decidimos pasar. Luego el guía nos llevó por los pasillos del estadio donde se exhibe un recuerdo histórico por cada día del año. Parece ser que cambian por lo menos un evento cada año para que esté siempre actualizado.

El guía nos explicó que las opciones de puestos de comida también se seleccionan con bastante criterio, ya que hay opciones más gourmet como el Charlie Palmer Steak New York (moderno restaurante especializado en carnes que también se encuentra en el Hotel Archer) y sitios de sushi , hasta cosas más típicas de un partido de baloncesto, como perritos calientes. De postre puedes pedir algo de Dunkin Coffee. Incluso entramos en la cámara de cervezas donde tienen un montón de variedades de cerveza incluyendo algunas sin alcohol y sin gluten. No digo nada, pero hemos visto partidos de baloncesto en el estadio Martín Carpena de Málaga, y en el Centro WiZink en Madrid y ¡no tiene nada que ver!

Lo que más nos gustó fue visitar el estadio. El día que fuimos se estaba preparando la pista para un partido de hockey de los Rangers y en el interior del estadio hacía un frío importante. Tuvimos que ponernos las chaquetas aunque fuera, en la calle, hacía una temperatura moderada mientras mirábamos cómo la máquina Zamboni hacía que el hielo fuera perfectamente liso. El guía nos explicó que cuando tienen un día con dos partidos (uno de baloncesto y otro de hockey) sencillamente cubren la pista de hielo, e instalan la pista de baloncesto encima porque tarda demasiado en congelar el hielo como para hacer y deshacer todo cada dos por tres.

Si tienes suerte podrás visitar los vestuarios, pero como era un día de partido sólo vimos un vídeo. Es muy interesante porque cambian los logos para cada equipo, y como superstición, no se puede pisar el logo (ni los visitantes ni los jugadores). Luego el guía nos explicó un poco sobre la historia del boxeo y otros eventos, mientras pasamos por unas fotos de blanco y negro con personas tan conocidas como ex-presidentes y estrellas de rock. Los Rolling Stones entre ellas. En un momento dado empezó a contarnos un show de lucha libre importante que vio de pequeño en el Madison Square Garden. ¡Esa clase de pasión es imposible fingir!

Tras 90 minutos el tour nos dejó otra vez en la tienda de recuerdos, donde resistimos la tentación de comprar algo de los Knicks. La visita resulta muy interesante tanto para los amantes de los deportes como para los que reconocen la historia de un estadio tan icónico. Es uno de esos sitios que piensas “si las paredes pudieran hablar…” El único inconveniente con el tour es el idioma, pero creo que merece la pena aunque tengas un nivel más bajo en inglés, ya que es una forma de visitar el estadio gastando menos dinero y con la oportunidad de sacar fotos de todo.

Por cierto, después de la visita recomendamos una pizzería cercana que es una de las mejores de Manhattan, la NY Pizza Suprema. Después de todo, ¡pega comer una porción de pizza tras visitar un estadio como el Madison Square Garden! Ya verás, es toda una experiencia.